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Colegios deben adaptarse al ritmo del cambio tecnológico en la enseñanza del inglés

Líderes
27 Octubre 2021

La demanda por aprender inglés se duplicó en América Latina durante el último año de la pandemia, por el interés de estudiantes y personas en general de mejorar sus conocimientos de ese idioma, según un estudio difundido recientemente. 


Sólo el 5% de la población en Latinoamérica sabe inglés, lo que va en detrimento de conseguir mejores oportunidades laborales, ya que alrededor del 35% de los empleos ya piden como requisito dominar este idioma. 


Los resultados del estudio global EF index Proficiency Index sitúan a Argentina como el país con el dominio más elevado del inglés en la región, seguido de Costa Rica, Chile, Paraguay y Cuba, aunque sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes.



De ahí que los idiomas tengan una importancia cada vez mayor en el ámbito educativo, así como la inclusión de herramientas tecnológicas en el aula en la enseñanza del inglés. De hecho, ser profesor de inglés ya no es lo que era hace tantos años, cuando la metodología se basaba en los libros de texto y en ejercicios, y a menudo la asignatura no estaba impartida por personal especializado en el idioma. Era, por tanto, una materia más, al igual que matemáticas o física, impartidas a través de la misma metodología que estas (centrada en el profesorado). 



Hoy la enseñanza de idiomas ha tomado muchos giros en las instituciones educativas. Ahora se tiene que tener en cuenta en los currículos que el aprendizaje de un idioma extranjero debe empezar lo antes posible y los actuales docentes de idiomas, especializados en las áreas de educación de todas las edades, deben asumir el reto de ofrecer una educación enfocada al mayor beneficio cognitivo, social y académico de los alumnos.


Ya no se puede aplicar la metodología antigua basada en la traducción, la gramática explicada como fundamento teórico y la memorización de largas listas de vocabulario para aprobar una materia, como se hacía antaño. Se busca una metodología comunicativa, práctica, basada no solo en la lectura y la escucha, sino también en la participación activa del alumnado. Se persigue el desarrollo de su autonomía personal y social, con la producción de textos y la intervención oral en lengua extranjera a través de comentarios y debates durante las clases.


Hablamos, por tanto, de una metodología nueva basada en proyectos, que fomente el aprendizaje cooperativo, y que se centre en los estudiantes. En ella, el profesor ejerce como guía y facilitador que fomenta una comunicación a nivel horizontal, entre pares, y no como la figura omnisciente que decidía quién aprobaba y quién reprobaba.


Ante este nuevo panorama, las nuevas tecnologías se convierten en aliadas para estudiar idiomas. Se ha visto más que nunca durante la emergencia sanitaria del COVID-19, en la que los escolares han tenido o tienen que seguir con sus clases vía online.


En un momento en el que la sociedad está inmersa en una profunda transformación digital, la educación en su conjunto, y la enseñanza de idiomas en concreto, no se ve ajena al desarrollo tecnológico. Al contrario, las nuevas tecnologías han entrado con fuerza en las aulas, y las instituciones educativas y los docentes tienen que afrontar este proceso de cambio tecnológico que introduce significativos cambios en su labor y cuyo resultado es una mejora en los resultados del aprendizaje.


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