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4 formas de liderazgo educativo. ¿Con cuál te identificas?

Líderes
16 Febrero 2023

No existe una sola forma de liderar; los tipos de liderazgo son diversos. Además, una misma persona puede mostrar diferentes estilos de liderazgo, dependiendo de las características de la situación que se aborde. Compartimos 4 tipos de liderazgo que se observan de manera frecuente en la educación


El liderazgo no es una medalla, ni una posición, ni una jerarquía, sino que es un proceso dinámico que pone en marcha a personas que asumen responsabilidades, miembros de un grupo que son interpelados y movilizados, y causas por las que vale la pena esforzarse, como coinciden en señalar los expertos en alta dirección de empresas educativas Josep María Lozano y Ángel Castiñeira.


En lo que se refiere a los centros educativos, sostienen que el liderazgo debe incluir proyecto (hacia dónde ir), programa (cómo ir) y emoción (ganas para hacerlo).


Pero, ¿qué modelos de liderazgo pueden ser válidos para el ámbito educativo? Josep María Lozano y Ángel Castiñeira, ambos con un doctorado en Ciencias de la Educación, refieren cuatro.


1. Liderazgo transformacional


Orientado más allá del propio interés, el liderazgo transformacional eleva el nivel de conciencia y de propósito de todo el equipo en relación con un proyecto compartido.


Dentro del liderazgo transformacional se incluyen tareas fundamentales del liderazgo pedagógico como:


  • Articular una visión educativa (el proyecto de centro).

  • Movilizar al personal desarrollando la misión educativa y los objetivos.

  • Implicar a los padres y a los alumnos.

  • Hacer rendición de cuentas.

  • Interpretar y articular las tendencias sociales, económicas y medioambientales para relacionarlas con las necesidades y las prácticas escolares.


2. Liderazgo servidor


Estamos hablando de una forma de liderazgo basado en el deseo de servir a los demás y a un propósito más allá del interés personal. El liderazgo servidor hace que los conceptos de poder y de autoridad sean reexaminados desde un punto de vista crítico y que la relación mutua sea menos opresiva.


La mejor prueba del liderazgo servidor, según Lozano y Castiñeira, “reside en evaluar el efecto de esta tarea sobre los miembros menos privilegiados de la organización y la comunidad, desde los educadores hasta los alumnos: ¿Se beneficiarán? ¿Serán más libres, más independientes? ¿Crecerán como profesionales y personas?”.


Servir y guiar acaban por convertirse, pues, en dos funciones de los “constructores positivos” de un centro mejor, es decir, de un liderazgo orientado al bien común.


3. Liderazgo responsable


El liderazgo responsable cuida de los valores comunes, de la comunidad en la que actúa. Ofrece inspiración y perspectiva sobre el futuro deseado. Apoya a todos los miembros. Crea sentido y significado.


En este punto, Josép María Lozano y Ángel Castiñeira recuerdan la distinción que hacía el filósofo Ignacio Ellacuría entre “hacerse cargo de la realidad”, “cargar con la realidad” y “encargarse de la realidad”. Las tres expresiones, manifiestan, guardan relación con el liderazgo responsable.


Explican que “hacerse cargo de la realidad significa entender implicadamente las situaciones. Cargar con la realidad implica asumirla y servirla en las situaciones, y no servirse de ella. Y encargarse de la realidad significa actuar con involucración, construyendo la realidad”.


4. Liderazgo distribuido


El liderazgo distribuido no es algo que hacemos a otras personas, sino algo que hacemos con otras personas. En el caso del liderazgo educativo es fundamental saber hacer el paso del yo al nosotros.


“En los centros, necesitamos un proyecto conjunto, no un conjunto de proyectos. Solo podremos lograr una visión compartida si todos trabajamos en colaboración al servicio de un objetivo común, mediante diferentes comunidades (o unidades) de liderazgo. Porque el liderazgo no es una cuestión de élites, sino de escalas”, afirman los expertos en Ciencias de la Educación.


Añaden que el liderazgo educativo “permite el paso del modelo de líder centralizador (ordenar y controlar) al de líder distribuidor (coordinar y cultivar). Del modelo autoritario al modelo facilitador, de mandar a saber crear compromiso y de imponer a crear objetivos comunes”.

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